La máquina de escribir

Este ejercicio es, aparentemente, bastante simple, pero suele poner de manifiesto la dificultad de atención y concentración que tenemos habitualmente.
El profesor escribe una frase en la pizarra procurando que tenga casi todas la vocales y consonantes del alfabeto. Después reparte las vocales y consonantes de forma desordenada entre los alumnos.
Empezamos a escribir: cada palmada del profesor es una pulsación en las teclas de la máquina de escribir, cuando le toque, el alumno debe levantar claramente su mano y cuando hay espacio entre palabra y palabra, nadie levanta la mano.
Si alguien se equivoca, se vuelve a empezar hasta completar la frase de un tirón. No se consigue a la primera, no hay que desesperar.
Una frase posible: «La multitud vitoreaba a aquel héroe como si fuera un dios y las jóvenes le lanzaban pétalos de flores».